Club Atletismo Vasos Largos: Media maratón "Tierra y Olivo"

El 11 de noviembre se celebró la media maratón de Dos Hermanas, un clásico en el calendario provincial. El día amaneció soleado, pero contrariamente frío y ventoso. Por una parte parte nos dirigimos Paco, Diego y Zurdo (un servidor) hasta el estadio Manuel Utrilla, lugar que alberga la salida y llegada de la prueba. En la zona de recogida de dorsales se nos unió Carlos que se había trasladado con Aurora, el quinto integrante del club era Daniel, que se desplazó con un grupo de corredores visueños que también participaban en la prueba. Dani tuvo un problema de "ubicación", y no se percató que este año era el recorrido nuevo, y salida y llegada confluían en el mismo punto, por lo que se personó en la vecina Montequinto, llegando con retraso a la verdadera salida, pero pudiendo participar finalmente.

Como el tiempo era frío y restaba un amplio margen para el comienzo, estuvimos departiendo en la zona de recogida de dorsales con compañeros atletas de nuestra población, intercambiando impresiones, anécdotas y sensaciones

Conforme se iba acercando la hora de comienzo, y se iba poblando la pista de atletismo, desde donde comenzaba la carrera, nos decidimos a "echarle valor" y ponernos "el traje de luces", que como todos sabéis era un traje especial, pues era la puesta de largo de la equipación del club atletismo Vasos Largos

Tras un leve calentamiento, pues en pruebas de tanta duración, el calentamiento no es tan necesario al inicio, nos dirigimos a la salida. Diego se situó en zona delantera, un poco mas atrás no colocamos Paco, Carlos y yo; Dani, se nos perdió de vista, pero supongo que estaría algo más retrasado.

Y se dio el pistoletazo, Diego impuso un gran ritmo de salida, y ya no sabría nada de él hasta la llegada, Paco decidió adelantarse un poco, y yo me quedé en un grupo en el que se llevaba un buen ritmo para mis pretensiones. Carlos y Dani adoptarían estrategias similares. Las carreras de fondo suelen tener poca interacción entre los compañeros del club, a diferencia de carreras más cortas donde se adelantan unos a otros y es más divertido. En una carrera de este tipo, lo principal, es elegir un ritmo que te permita no desfallecer, elección que parece sencilla pero a la vez resulta muy complicada de ejecutar. De ahí el dicho de "la soledad del corredor de fondo", que en esta carrera se puso en evidencia, pues cada uno se conoce, sabe su ritmo, su forma de correr, provocando que la carrera sea para cada uno un "intramundo" particular, siendo bastante independiente el devenir en la carrera para cada uno de nosotros.

Los dos primeros kilómetros fueron de bastante aglomeración, con mucho cambio de ritmo y adelantamiento de corredores como suele ser habitual en carreras con gran afluencia de corredores (en esta prueba finalizaron cerca de 1500 participantes), pero conforme iban transcurriendo los kilómetros nos percatamos de que el aire molestaría bastante, pues sin haber abandonado la población, el resguardo detrás de algún corredor mitigaba bastante la incomodidad del viento.

Fue en el km6 cuando tuvimos la primera situación de carrera complicada; tomamos una carretera que une Dos Hermanas con Montequinto, esta vía era un continuo repecho con innumerables rotondas, que no tenía amparo de ningún edificio, y a la sensación de la infinita duración de la carretera, se le unía el viento, y una hilera de corredores que parecía no tener fin. En estos tres kilómetros, pues eran tres kilómetros los que tenía, era fundamental formar parte de alguno de los numerosos grupetos, para ir arropado, y ayudarse mutuamente a superar esta zona. Y al fin, aunque parecía infinita, como todas las cosas en la vida, tenía fin, y de esta manera llegamos al kilómetro 9 en donde, esperábamos una bajada de similares características al repecho anterior; así fue, y ya dentro de Montequinto tuvimos uno descenso cercano al kilómetro y medio, que nos ayudó a recuperar y a suavizar la carrera.

Por contra la alegría fue corta, ya que súbitamente nos encontramos otra subida de unos 500 metros, ésta sí dura de verdad, que llegaba hasta la estación de metro; y allí otro buen repecho que nos devolvía al inicio de la interminable carretera Dos Hermanas-Montequinto, pero esta vez en sentido descendente.

En ese momento fue cuando esperábamos el viento de espalda en la larga bajada, pero nada de eso, se había esfumado, no sabemos, si era causa del cansancio, o que realmente había amainado, pero el viento no sería un aliado para ayudarnos a llegar meta, tendría que suplirlo nuestras fuerzas. Así fue como de repente, nos encontramos el avituallamiento del km 15, y es cuando por primera vez en carrera te planteas que ahora viene lo peor, Y efectivamente es el peor momento, pues al km 15, le sucede un repecho en el km 16 para darnos la bienvenida a Dos Hermanas; fue en ese momento cuando me percaté que el recorrido en la entrada a Dos Hermanas era idéntico al del año anterior, así que al menos contábamos con la ayuda de saber que nos depararía la carrera.

En el km 17 giramos a derecha, y viene una de las partes más incómodas de la carrera, pues durante un par de kilómetros transitamos por el centro histórico de la localidad (por cierto, bastante pequeño), y entre el cansancio acumulado, el empedrado y las calles estrechas, la sensación que tienes es la de que no avanzas, no ves el momento de dejar atrás el casco antiguo, y psicológicamente se hace tedioso. En lo que respecta a lo personal, vi que el ritmo de carrera en esta parte no disminuyo, motivo que me dio ánimos para apretar un poco más, pues me veía bien de fuerzas.

En el km 19 dejamos atrás el centro histórico y se nos presenta una zona de transición hasta la anhelada zona de llegada,son algo menos de dos kilómetros de transición, pero donde te vas dando cuenta por primera vez, que la meta no esta tan lejos ya, oyes la megafonía de meta, el público te dice que estás ya cerca y que dentro de poco podrás parar.

De este periodo son estas instantáneas tomadas a los integrantes del club:

En estos momentos cada corredor tiene un estado físico particular, unos van a más, otros a menos, otros se mantienen, todo depende de como haya sido su particular carrera. Pero lo que es un denominador común en todos, es que de repente, te viene un gran aliento: ahí está el estadio con su pista de atletismo. Entramos, y mala noticia, hay que completar una vuelta entera en él; pero en esta ocasión sería peor, pues pasada la contrarrecta (en la curva), se nos desvía y volvemos a tomar la contrarrecta en sentido contrario al realizado anteriormente. Ahora sí, ya sólo queda dar la vuelta y acabar la carrera.

Y por fin, tras tantas vicisitudes, ¡la meta!

Uno a uno fuimos llegando los compañeros del club; en primer lugar Diego, con un tiempo espectacular, a la altura de uno de los pilares fundamentales del club y atleta de referencia para todos nosotros. A continuación llegó su hermano Paco, que cumplió con las expectativas de tiempo que se había marcado, y más importante sobre todo, sin la menor secuela de su accidentada rodilla. A continuación llego Zurdo, posteriormente Daniel, que a pesar de comentar en meta, que había sufrido bastante durante la carrera, como experto y veterano corredor que es, ingresó otra media maratón más en su haber; y tras él Carlos, que a pesar de superar ligeramente sus expectativas de tiempo, completó la tercera media maratón de la temporada, acercándose cada día más a su objetivo final de la Maratón de Sevilla.

Está es la crónica de lo que ocurrió someramente en la competición del día 11; pero sin duda lo esencial es que el C.A Vasos Largos estuvo representado en otra carrera más, estrenando equipación en este caso, y completando todos los integrantes la prueba, y sin ningún tipo de incidencia en forma de lesión.

Los resultados del club fuero los siguientes: