EL SOL, LAS TORRES Y LA SARTÉN.

Tras ponernos de acuerdo con el horario de salida y lugar de quedada, 9:35 H, a la altura de la tienda que Vodafone tiene en nuestra localidad, los cuatro vehículos que componían la caravana que formábamos, procedimos a poner rumbo a una de las pruebas atléticas que se celebran en nuestra provincia y que todo atleta que pretenda correr la maratón no se la puede perder.
Gracias a los acompañantes pudimos irnos directamente hacia La Luisiana, localidad en la que daría comienzo la prueba que, con el ir y venir entre la recogida de dorsales, los cambios de indumentaria, el aseo personal de cada uno, etc, comenzó casi sin darnos cuenta, tanto que se nos hizo mucho más larga la espera en línea de salida, debido a que el director de carrera no consentía en dar comienzo a la prueba si no nos colocabamos en la misma línea, ni un milímetro nos podíamos desviar.

A las 11:05 Horas dió comienzo la prueba, con todos los miembros enteros ( que no es poco debido al infausto recuerdo de aquella cancela que se interpuso en el camino de nuestro atleta Jesús David el año pasado) y empezando a darle caña cada uno a sus zapatillas.
Comienza la carrera, los miembros del club se dividieron en dos grupos, por un lado nuestro Ironman Manolo, Jesús David y Paco Vergara, mientras que en el otro, dispuestos a hacer la prueba más tranquilos, Carlos Carrión y Daniel Fernández. Hasta que no salimos del pueblo, no pudimos cada uno marcar nuestro ritmo, siendo ese momento en el que nuestro Manuel empieza a imprimir su ritmo, siguiendole Paco y por detrás de éste último, Jesús, quedándose un poco más descolgados Carlos y Dani.

Tras los Primeros 8 kilómetros entramos en otra localidad como es campillo, donde se nos recibe con poca afluencia de los vecinos, pero los pocos que se acercaron nos animaron con fuerzas.
Tras las salida de este pueblo, conectamos con otro, en el kilómetro 10 nos esperaba Cañada del Rosal. Se acercaba la mitad de carrera y en este momento los atletas sufrimos e típico agotamiento muscular, y eso el pueblo parece que lo sabía. Nos recibió de una forma abrumadora y acogedora, dándonos ese empujón que en esa mitad de la prueba todos los atletas necesitamos.
Al salir de esta localidad entramos en la carretera que la conecta con la vecina écija, entrando en ese trayecto en el que el atleta se ve envuelto en una lucha con su propio ego para no decaer y poder terminar la prueba con la dignidad que cada uno se marca.

Tras esa batalla, cuando pasamos por el kilómetro 22 de la pruebas, y tras una leve subida, ahí estaba escondida la ciudad del sol, esperando para darnos la bienvenida, dándonos la posibilidad de descansar con una bajada de casi dos kilómetros, y que nos ayudó a prepararnos para la entrada en la sarten de Andalucía, en sus calles adoquinadas. Fueron 2,5 kilómetros los que recorrimos por sus calles, hasta queéfuimos llegando cada uno a línea de meta, animados por nuestro acompañantes, Jesús Benítez, Cristina y Aurora, siendo el orden de llegada el que todos conocéís, pero lo que nunca podréis saber es la satisfacción que cada uno tuvimos al entrar en la meta. Es por lo que doy mi enhorabuena a mis compañeros, y doy mi ánimo a los demás para que el año que viene seamos algunos más en la expedición que salga camino del Valle del Genil.